Me aterra pensar que no me estoy dando la suficiente prisa; algunos dirán que para estas cosas no hay tiempo definido, que cada uno ha de tomarse el suyo. Pero no quiero que me adelantes, sé que no es una carrera, pero para mí se ha convertido en una huida a la desesperada, mi cuerpo, cabeza, alma y corazón indispuestos corren en estampida, de vez en cuando se pisotean entre ellos, porque ninguno quiere quedarse atrás. Yo tampoco. No quiero que me dejes atrás.
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