¡qué el amor nos cosa a leches!

Pues eso, que no sé cúantos meses sumaremos de amor eterno, pero me apunto. Voy a dejarme querer, y pienso hacer lo propio contigo, aunque luego tenga que echarte de menos.

no te lo permito

No tienes ningún derecho a proclamar tu arrepentimiento. No sólo me dejaste escapar, me obligaste a hacerlo. No quiero escuchar que te equivocaste conmigo. He aprendido a dejar de creerme tus promesas, ya no las necesito. Y es posible que hoy te entienda mejor que nunca aunque te quiera y te odie como siempre, por eso voy a escupirte la cobardía en que nos metiste, con toda la rabia que he ido guardando de a poco. Sé valiente y deja que yo lo sea.