Ahora sí que te entiendo, antes me podía hacer una idea, quería creer en lo que me contabas, entender esa emoción en tu voz. Ahora sé el porqué de cada paso que das, sabiendo que das el correcto, que todo tiene sentido. Has aprendido a ViViR, a dejarte hacerlo.
No sólo he ido a visitarte, tirarte de las orejas, ponernos al día, tomarnos unas cervezas y esas cosas que podríamos hacer en cualquier otro lugar, ahora me doy cuenta de que me has hecho viajar hacia ti, a la profundidad abismal que encierran esas dos letras, al arte que escondes en cada recoveco.
He vivido estos días en emoción continua, consciente de mi privilegio al respirar ese aire, al pisar cada roca, al admirar cada trazo.
Un "gracias", terrenal, llano y vacío, no hace justicia a estos días, pero, al fin y al cabo, yo, ni soy artista ni sé cómo agradecértelo de otra manera.
Voy a echar de menos los desayunos post-apuestas, el olor del pasillo, los gin tonics al óleo... Pero a ti no, me niego a hacerte ese reproche. Disfruta, vive!